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viernes, 9 de marzo de 2012

Lanza una pregunta.


Lanza una pregunta , la que sea, esa que lleva naufragando en tu océano  tempestuoso, y la respuesta llegará a la playa de tu conocimiento.
   Siempre llega.
   Todos tenemos un trabajo muy duro que hacer: Escuchar nuestro ser. Tomar conciencia de que existimos. Y luego una vez hecho esto, seremos capaces de abrir nuestras conciencias a una realidad superior, y empezar a escuchar lo que nos rodea. De esta manera, cuando lanzamos una pregunta, siempre hay respuesta, pero no siempre la vemos. Simplemente por que no escuchamos.
  Prueba durante un día a hacer pequeños ejercicios de toma de conciencia, date cuenta de que eres, de que existes, de que eres un ser maravilloso dentro de una orquesta perfectamente compenetrada. Te darás cuenta entonces de que la existencia que llevamos está dirigida en su totalidad por las obligaciones que se nos imponen. Estas obligaciones, que si bien pueden resultar ser imprescindibles en nuestra supervivencia, nos ciegan, nos taponan los oídos y no nos deja escuchar. Un ejemplo, si vas siempre en coche a tu trabajo, y llevas la radio puesta con tu programa favorito, prueba a apagar la radio y sentir ese “silencio”. Entonces, te darás cuenta, de que la rutina te tiene atrapado.
   Cuando logramos desembarazarnos de esa venda, entonces vemos que la respuesta a la pregunta que tanto buscamos está ahí. Mostrándose sublime. Esperando a ser escuchada.