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sábado, 21 de septiembre de 2013

Circunstancias de la vida.

El otro día durante una ruta ciclista por caminos de tierra, me crucé con una chabola de lo que aquí en España conocemos como quinquis. Una raza de gitanos que viven siendo nómadas, en chabolas fabricadas con lo que encuentran. Siempre están rodeados de trastos rotos, basura y cosas así.
   Vi sentado en un neumático de camión desgastado a un niño de unos 5 años, pensativo. A mí me pareció triste. Estaba desaliñado, sucio, y como he dicho antes con la mirada perdida o entristecida.
   Me dejó una fuerte impresión y me quedé pensando todo el día acerca de la suerte que han tenido en esta vida, de tener que vivirla así. Llegué a la conclusión de que deberían ser infelices, pues no tienen todas las comodidades que solemos tener nosotros.
   A veces la vida te da lecciones, y están ahí para que las aprendas, pero la mayoría de las veces no nos damos cuenta.
   La mayor parte del día estuve cavilando sobre este tema.
   Luego abrí el buzón y me encontré con un gasto inesperado bastante fuerte, aunque afortunadamente pude afrontarlo a malas ganas, claro.
   Rápidamente me di cuenta de que nuestro estilo de vida no nos hace ser feliz, pues siempre estamos intentando mantener el estatus que nos exige la sociedad, que las obligaciones que tenemos no nos dejan ser felices.
   El niño estaría entristecido por que seguro deseaba algo más en su vida, ya sea una mejor casa, o poder desayunar por que lo mismo no lo había hecho... y yo enfadado por una factura, que si bien me costó mucho pagar, pude al menos hacerlo.
   Dos problemas diferentes, pero problemas al fin y al cabo que ocupaban ambos corazones.
   Me doy cuenta de que nos preocupamos más por resolver los problemas que por ser felices.
   La felicidad, según mi punto de vista consiste en disfrutar cada circunstancia que se te presente, sin importar lo duro que te pueda resultar la situación. Cuanto antes te deshagas de los sentimientos negativos que te provoca la situación que te aflige, antes podrás apreciar lo divino de la vida.


Y es que no hay nada mejor que defina todo esto, como un proverbio Chino que viene a decir: “Si tiene solución, ¿para qué te preocupas?, Y si no tiene solución, ¿Para que te preocupas?.